“Aventura Duelo”
Queremos acompañarte en tu próxima
"Aventura de Duelo"
Con un mapa en 7 etapas de crecimiento para las próximas semanas
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"Los 12 pasos para sobrevivir a una pérdida"
- Fluir con el dolor: no negarlo ni anestesiarlo, sino abrirnos a él y acogerlo con compasión.
- Dejar pasar pensamientos tóxicos de autoculpabilidad u otros que actúan dramatizando el dolor y, por tanto, generando sufrimiento.
- Tener paciencia y darnos el tiempo suficiente para curar las heridas.
- Procurar hacer ejercicio, dormir y alimentarse bien.
- Marcarse un horario: estructurar el exterior mientras el interior todavía sigue dolido.
- Postergar las decisiones importantes.
- Buscar y aceptar el consuelo y apoyo de los demás.
- Rodearse de cosas vivas: plantas, animales, naturaleza…
- Disfrutar del silencio y el arte: meditar, silenciarse, pintar, escribir…
- Organizar los fines de semana y las fiestas, evitando así el aislamiento en días señalados.
- Si todavía sentimos que nos quedaron “asuntos pendientes” con la persona fallecida, escribirle una carta o llevar a cabo un rito de despedida.
- Saber y recordarnos que todo es impermanente, incluso el dolor. Confiar en que la vida nos permitirá desplegar los recursos necesarios –tanto internos como externos– para superar la pérdida.
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Audio: "Crear un rito de despedida"
Esta meditación te guía en la creación de un ritual personal de despedida. Los ritos sirven para dar sentido a las transiciones más significativas de la vida, representando, al mismo tiempo, el paso entre “el antes” y “el después” de la pérdida. Normalmente incluyen una acción o movimiento simbólico, para facilitar la comprensión y la integración de una nueva forma de vivir, es decir, de la nueva identidad que es preciso asumir después de la pérdida.
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Audio-técnica: "Sigues viviendo en mi corazón"
Esta meditación acompaña en la evocación del ser querido ausente, rememorando lo vivido a su lado y reconociendo las emociones que puedan brotar. Dar un buen lugar en el corazón a esa persona, cuya ausencia duele, facilita el camino de la aceptación. Al mismo tiempo, a través de la aceptación comprendemos que, si bien tras una pérdida nada es como antes, es posible mantener el vínculo con el ser querido a través del amor.
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Audio práctica: "Crear una vida sin él/ella"
Uno de los momentos más difíciles en un proceso de duelo, es cuando se acercan esas fechas significativas que compartíamos con la persona que ya no está: cumpleaños, fiestas o celebraciones que vivíamos juntos … A través de esta meditación abriremos espacio a vivir esos eventos con consciencia y amor, más allá del inevitable dolor por la ausencia de esa persona a la que nuestro corazón sigue amando. Estas fechas reveladoras que, además de figurar en el calendario, viven en nuestro recuerdo para siempre, las sentimos en nuestra mente y nuestro corazón de forma espontánea e intuitiva. La tristeza y otras emociones asociadas a la pérdida suelen activarse especialmente en esos momentos, y es importante buscar lo que nos conforte y consuele, poniendo atención a nuestras necesidades y preferencias, en lugar de asumir, sin más, las costumbres o convencionalismos.
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Taller práctico:"Saber despedirse para habitar la vida"
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"Las actitudes esenciales de un acompañante transpersonal en Duelo"
- No temer decir algo inadecuado.
Cuando el acompañante está plenamente abierto, todo lo que emerge en forma de palabra, gesto o silencio tiene su espacio y su “para qué”. Así, será importante “soltar” la necesidad de buscar las palabras idóneas o efectivas y dejar a un lado la búsqueda mental de “hacerlo bien”. Ante el dolor por la pérdida será más fácil que una expresión sincera, proveniente del corazón, llegue más adentro que cualquier tecnicismo o práctica determinada. La presencia amorosa y la escucha cardiaca son lo que resultan de mayor ayuda. - Sostener el silencio.
En un contexto profesional remunerado, suele ocurrir que el acompañante quiera ofrecer contenido para justificar la sesión. Será clave detectar esta tendencia, y conectar con el poder sanador del silencio para afrontar el proceso, además de cultivar la capacidad de sostenerlo. Con frecuencia la persona solo necesita sentirse acompañada, sin más acción que la amorosa y silenciosa presencia que ya resulta terapéutica y que, más allá de lo cognitivo, permite aflorar contenidos profundos. En el silencio compartido brotan inesperados y valiosos frutos y uno puede reencontrarse con una dimensión más honda de sí mismo. - Ser sincero.
Lo que rehuimos reconocer obstaculiza el avance. Por ello es clave poner conciencia en lo que hay y mirar de frente la realidad. En el ámbito del duelo solemos buscar mil maneras de disfrazar con eufemismos el doloroso proceso de la pérdida y del morir: decir ‘muerte’, mencionar al fallecido y honrar lo que ha legado, reconocer que ya no va a volver…, es una forma de naturalizar el óbito, hablar de ello con claridad y convertirlo, junto a lo que lo rodea, en algo con lo que convivir. - Evitar frases hechas.
Aunque bien intencionadas, pueden causar el efecto contrario al pretendido. Conviene evitar los “consejos rápidos” reactivos y elaborar y sostener silencios cuando no se sabe muy bien qué decir, expresándose siempre desde la franqueza y la profundidad cuando brote. - El don de preguntar y escuchar.
Tener la valentía para emitir una y otra vez las preguntas que abran una indagación certera y honesta, dar espacio al arco iris emocional de la persona, mirar de cara al dolor expresado y permitir que se mueva para poder ser acogido, honrado, despedido y transmutado. - Transformar los “porqués” en “paraqués”.
Quien enfrenta una pérdida suele preguntarse, una y otra vez, el “por qué́” de la situación que le toca vivir, reforzando así el bucle del dolor y del desequilibrio. Invitar a mirar más allá́ y buscar sentido en el “para qué” de lo que vive, abrirá las puertas a nuevos aprendizajes, a claves de crecimiento y a la ampliación de consciencia. Ampliar la mirada y abrirse a la comprensión de que toda situación, por dolorosa que sea, trae consigo un propósito evolutivo, ayuda a trascender el sentimiento de “por qué́ a mí” y a volverse agente activo y dinámico en el propio proceso. - Invitar a la acción.
Gradualmente y en determinados momentos conviene invitar a la persona a tomar consciencia de qué opciones tiene para asumir una actitud más proactiva en su día a día: ¿Qué puede hacer con lo que le está sucediendo? También puede ser conveniente una confrontación que le ayude a darse cuenta de cuál es el pequeño paso práctico al que tal vez está ofreciendo resistencias: ¿Hay algo que podría hacer y que está dejando de hacer por el motivo que fuere? - Desdramatización del momento actual.
El acompañante aborda con empatía y presencia el duelo de la persona acompañada. La naturalidad y la cercanía permiten normalizar el proceso, sin añadir drama ni restar importancia al dolor por la pérdida. - Ver a la persona capaz y gestora de su mundo emocional.
En todo acompañamiento es el propio acompañado quien cuenta con las habilidades necesarias para gestionar su proceso. En el caso de un duelo es clave liberarse de la necesidad de ayudar desde una perspectiva paternalista o salvadora y que el acompañante tenga presente a la persona como ser competente de generar los pasos y recursos necesarios para avanzar, enraizado en su fortaleza y capaz de mirar dentro para encontrar su propia sabiduría. - Invitar a ver los beneficios.
Es labor del acompañante señalar lo nuevo y valioso que puede llegar tras la muerte del ser querido u otro tipo de pérdida; se tratan de ventajas tangibles o bien intangibles, tales como: maduración y ensanchamiento de la observación, mayor unión entre los familiares, transformadoras tomas de conciencia, apertura del corazón…Toda pérdida conlleva algún tipo de ganancia, toda partida, una nueva llegada… - Aceptación radical.
Cooperar con lo inevitable, aceptar lo que ya no está́ y darse cuenta de lo que sí permanece, son claves de sabiduría para transitar el duelo. Se trata de aprender a no negar el proceso y a remar a favor de lo que es. De esta forma se puede avanzar, crecer y caminar paso a paso hacia la propia evolución. - Acotar el alcance de la pérdida.
Invitar a la persona a recapitular las pérdidas vividas y a honrarlas es un paso necesario en el proceso de duelo. Resuelta clave tomar consciencia de qué sentimos que perdemos junto con lo perdido: cuando fallece la pareja, también se va con ella la complicidad, el sentimiento de “formar equipo”, en ocasiones también se pierden ingresos… Este ejercicio permite darse cuenta de las dimensiones de la pérdida y a hacerla más consciente. - Al hacernos cargo de nuestro dolor, de nuestras carencias y necesidades, podemos gestionar por nuestra cuenta lo que nos ofrecía el ser querido. De esta forma, reconstruimos una imagen de auto responsabilidad y poder personal, capaces de acometer el duelo y, en general, la vida.
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VIDEO: “El latido de la quietud y el silencio”
Jose María Doria comparte su investigación reciente sobre el silencio como puerta a un espacio fértil y sanador, ese –no lugar– de inclusión y belleza que constituye nuestro ser: vacío fértil.
Especialista en Acompañamiento en Procesos de Duelo y Muerte
20 semanas Comienzo: 6 de noviembre de 2023

Un proceso de autoindagación
sobre la gestión de las múltiples pérdidas y la preparación para una buena muerte.
Un programa de especialización
para acompañar a otros en el duelo y en el proceso de morir.
¿Qué encontrarás en esta formación de acompañamiento al duelo?
Tanto si eres profesional de la Ayuda, como si no tienes formación previa en el acompañamiento, desplegarás herramientas transpersonales para trabajar sobre las pérdidas.
Tutoría personalizada
5 tutorías individuales + 5 tutorías en grupo reducido
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1 fin de semana de prácticas + 1 fin de semana de meditación
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Red de Meditación Online
5 sesiones de meditación en grupo
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Titulación
- El alumno recibirá el Diploma de la EDTe que lo certifica como Especialista en Acompañamiento en procesos de Duelo y Muerte
- 150 horas de reconocimiento
- Opcional: Curso Universitario de Especialización en Acompañamiento en procesos de Duelo y Muerte por la UEMC (6 créditos ECTS)

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