El Mapa del Terapeuta Transpersonal

"Una aventura de la consciencia"

La formación en Terapia Transpersonal consiste en tres pasos:

Estos tres ciclos formativos propician en el alumno 6 capacidades fundamentales:

Tres etapas en dos dimensiones

La Terapia Transpersonal es un abordaje profundo e integral al alma humana. Es asimismo un proceso de comprensión y desarrollo en dos dimensiones que convierte “lo cotidiano” en una constante oportunidad de inclusión y apertura al Amor que somos en esencia. 

La dimensión horizontal

Hace referencia al desarrollo y maduración de la identidad personal. Se manifiesta en el desarrollo más tangible y pragmático del ser humano en habilidades como:

La dimensión vertical

Hace referencia al reconocimiento de la identidad esencial. Apunta a la realidad transpersonal de la existencia, manifestándose en aspectos tales como:

Estas dos dimensiones confluyen en la “optimización” de nuestro ego y el bienestar integral, fruto del afloramiento de lo esencial que habita en el corazón de todo ser humano.

Cuando se da este crecimiento en ambos sentidos mediante la autoconsciencia como fuerza sostenida de desarrollo y transformación, la persona convierte su vida en confianza y servicio como forma–de–ser–en–el–mundo, al tiempo que aprende a sostener los vaivenes de la vida egoica con templanza y ecuanimidad, desde su propio centro esencial.

¿Qué vivirás en cada etapa?

Faciltador/a en Terapia Transpersonal

“Comenzamos el camino con el amor que tenemos y, en la travesía, descubrimos el amor que somos”

Primer Grado

Los primeros pasos del peregrino

En una primera etapa, el peregrino inicia el camino hacia Ítaca; comienza por liberarse de idealizaciones, al tiempo que enfrenta con coraje obstáculos y retos en su travesía.

El caminante vislumbra un territorio más allá del pensamiento y de la dimensión cognitiva que precedió su desarrollo y se hace receptivo a los primeros destellos de su profunda esencialidad. El muro construido en su corazón se agrieta y las primeras emanaciones del amor consciente se filtran por las rendijas de su alma.

En este primer ciclo, la necesidad de ordenamiento mental y de alcanzar estabilidad emocional motivan al caminante a perseverar en el conocimiento y la autoconsciencia de su realidad psicológica. No tarda en intuir “algo más allá” que no puede nombrar, y cuyos destellos aparecen en su íntima silenciación. 

Se dan los primeros pasos del “hacer” al “Ser”, y conforme el peregrino vive un encuentro profundo consigo mismo, confronta lo que ha rechazado de sí mismo, tornándose capaz de sostener “la zona sombría” de los demás. 

Sus primeras prácticas en la profundización de la meditación le permiten descubrirse en la ecuanimidad del ahora y disfrutar de la claridad creciente de la Conciencia Testigo. En la práctica meditativa se entrena en sostener distancia con sus contenidos internos, e instalarse en el testigo neutro y que vive recién emergido.

Experto/a en Terapia Transpersonal

“Elegir y recrear una forma de ser en el mundo en resonancia con el sentido profundo”

Segundo Grado

El peregrino en el camino

El caminante madura en su travesía, y deviene capaz de sostenerse en sus emociones y comienza a ser capaz de sostenerse en la noria de sus emociones. Ahora comienza a poder sostener a otros. En este segundo paso, el peregrino coloca su pensamiento en el lugar adecuado: no renuncia a ninguna cualidad de la dimensión cognitivo-racional, pero su centro de gravedad comienza a asentarse en el ser esencial.

El caminante da los primeros pasos en el “soltar” la necesidad de ser de una determinada forma; siente que puede fluir con la vida en atención plena a las comprensiones transformadoras. Sonríe al darse cuenta de que se da cuenta. Estabiliza su estado de atestiguación y convive en sus dos dimensiones de actor y espectador de la película de la vida. Reconoce el poder de la voluntad de su propio querer, al tiempo que atribuye este movimiento a la misma y única fuente: el Todo.

Curso de Profundización en la Práctica Terapéutica y Supervisión en la labor de acompañamiento

“Amor en acción”: La vocación se extiende en la profesión

Práctica Terapéutica

El peregrino vuelve a casa

Ha olvidado lo aprendido. Tiene en su corazón un ramillete de comprensiones transformadoras que convierten su labor terapéutica en el arte de servir. 

El caminante ha madurado y abandona toda necesidad de cambiarse o de cambiar a cualesquiera de quienes le consultan. Vive en el nivel desde el cual observar que todo lo que sucede ocurre por sí mismo; desde tan profunda atestiguación, coloca su epicentro en el misterio de la vida.

El caminante saborea la inocencia para vivirse en un sostenido descubrimiento del “gran juego” de la vida, pudiendo ocupar su papel y ejercer su profesión desde una sabia relatividad. Se recrea en la Belleza de lo que ocurre.

En su regreso, ofrece la inteligencia sanadora y el amor en sus relaciones con la familia, con la comunidad y con los diversos grupos del mundo cuyo vínculo cultiva.

Su nivel personal se ha ampliado a una Realidad Mayor, integrando lo pequeño y lo grande en sintonía con la propia misión de vida. Se recrea en el Gran Juego con más inocencia, sencillez y compasión.

El corazón humano, ámbito de la Terapia Transpersonal

La Terapia Transpersonal tiene que ver con aquello que mueve el corazón humano hacia la reconciliación interna y una vida plena de sentido.

En esta particular travesía en la que te comprometes con tu propia expedición hacia las profundidades, contarás con claves del ámbito de la ayuda, así como con herramientas y protocolos capacitadores. 

Bucear en uno mismo significa mirar dentro, es decir, recorrer un viaje interior que para los aventureros del alma se torna en la apertura de rutas a la identidad esencial. Por ello, tus descubrimientos acontecerán en lo más íntimo del corazón hasta encontrarnos en la quietud inefable que habita en lo más hondo del Ser. 

El Terapeuta Transpersonal es como un barquero que pone a disposición su barca para quien quiere embarcarse hacia otra orilla desde donde vivir una vida más plena. 

La vocación profunda del Terapeuta Transpersonal es la de ponerse al servicio del crecimiento de otra persona que, cual héroe o heroína, recorre su propio viaje iniciático. 

El terapeuta sencillamente está “ahí”, como leal compañero que no trata de ofrecer soluciones o de cambiar a nadie. Sostiene el encuentro terapéutico desde la disponibilidad y la presencia mientras asiste al nacimiento de un yo más amplio y maduro.

 

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