Si tuviéramos que concretar cuáles serían las características que acompañan la labor educativa consciente, es decir, cuáles son las actitudes de fondo del educador situado en la perspectiva Mindfulness Transpersonal, podríamos decir que:
Siente la educación como un camino integral, una manera de estar en relación con la experiencia que proporciona las oportunidades necesarias para cultivar la autoconsciencia, la sabiduría y la apertura de corazón.
Aporta toda su creatividad a esta labor sin dejarse atrapar en la rutina, ya que cada momento es nuevo y posibilitador.
Cultiva la atención y la presencia en su vida cotidiana, enraizado en el momento presente desde el que integra su pasado y se orienta hacia el futuro.
Mira a sus alumnos/hijos como son y los acepta así, sin perder de vista la promesa que se insinúa de quiénes llegarán a ser si se despliegan en todas sus posibilidades.
Acepta lo que sucede tal y como sucede, haciendo de ello posibilidad educativa, especialmente en los momentos más críticos y difíciles.
Involucra a los alumnos/hijos en su educación haciéndoles protagonistas de ella y no meros receptores pasivos.
Encuentra la forma, adaptada a la edad y las particularidades de cada educando, de introducirles en la experimentación de prácticas y habilidades que les ayuden en su desarrollo, como puede ser la práctica del Mindfulness.
Se relaciona con los hijos/alumnos y con los compañeros y otros padres/madres desde el corazón y la claridad, contribuyendo al buen ambiente y gestionando adecuadamente los conflictos.
Es coherente y transmite con el ejemplo. Vive desde la integración entre lo que piensa, lo que siente, lo que hace y lo que dice.
Respeta sus tiempos y los de los que le rodean. Se muestra cordial, alineado con sus metas y al mismo tiempo abierto a los cambios.