En este post te compartimos 5 claves de la Terapia Transpersonal de Pareja. Desde el marco del acompañamiento Transpersonal, las dificultades y conflictos que emergen en la relación de pareja son una oportunidad para ahondar en uno mismo y comprender qué subyace tras la dificultad reflejada en el Otro.
Cuando logramos ir más allá de esta creencia: “Si hay conflicto en nuestra relación, es que algo va mal entre nosotros”, en realidad estamos abriendo la puerta a un camino muy interesante: se trata del camino de comprender más amplia y profundamente por qué se repiten determinados conflictos en nuestra vida, cómo podemos amarnos y amar “más y mejor”, cómo crecer con la pareja o, en su caso, cómo vivir una separación con mayor consciencia y menos drama.
¿Te interesa? Vamos a por las 5 claves:
o En terapia de pareja… ¿conviene que ambos miembros se impliquen en el proceso?
Partiendo de la concepción de que quien tiene un problema con el otro, en realidad lo tiene consigo mismo, se puede decir que la forma más directa de ir a la raíz de aspectos que conllevan conflicto en la relación de pareja es el mirar dentro de uno mismo.
En este sentido, aunque los propios conflictos se manifiesten en la relación de pareja, en último término se trata de conflictos que suceden en “el adentro”.
De esta forma, no es requisito necesario que ambos miembros acudan a terapia. Tampoco es descartable la posibilidad de orientar a los miembros de la pareja a terapia sistémica o constelaciones, u otros ejercicios puntuales cuyo carácter grupal pueda conducir a una mayor comprensión y entendimiento del sistema–pareja.
o Darse cuenta de los posicionamientos internos
Desde el marco de acompañamiento Transpersonal, es de nuclear importancia que el terapeuta trabaje en la toma de consciencia de sus propios posicionamientos o juicios en relación a lo que la pareja “debe o no debe hacer”.
En este sentido, convendrá que éste permanezca atento a sus posibles resonancias con los procesos del otro, ya que éstas pueden conducirle a la sutil aprobación, o bien al rechazo de las decisiones que toma el consultante.
o Ante una separación de pareja…, invitar a recapitular lo vivido y compartido
Cuando acude a consulta una persona o una pareja que durante el proceso toma la decisión de separarse, convendrá que el terapeuta le invite a recapitular el tiempo compartido. Se trata de un ejercicio por el que la persona puede tomar consciencia de aquello que le ha aportado el otro y la relación en su conjunto; también de los aprendizajes vividos, así como los errores cometidos.
Cuando recapitulamos nuestra vida con conciencia, lo vivido se convierte en un aprendizaje de gran valor. A su vez, al poner consciencia en los errores cometidos, evitamos que se repitan de la misma forma en el futuro.
o Calibrar, junto con la persona o la pareja en su conjunto, no solo los aspectos emocionales, sino también otros aspectos que pueden estar manteniendo la relación, tales como: motivos económicos, responsabilidad para con los hijos, etc.
El terapeuta deberá tener el suficiente grado de sensatez y sentido común como para no enredarse tan solo en los aspectos emocionales y anímicos que rodean la vida de pareja. En ocasiones, hay otras prioridades que atender más allá del “estoy bien o estoy mal”.
Evidentemente, cada uno toma sus decisiones, pero como acompañantes podemos propiciar la toma de consciencia de qué une a la pareja e, incluso, qué aspectos de su relación compensan el que sigan juntos.
o Abrir el concepto de pareja y considerar fórmulas variables de constitución de esta a la carta, es decir, de forma personalizada.
Si como terapeutas tenemos una “mente cerrada”, muy fácilmente proyectaremos nuestros juicios sobre lo correcto y lo incorrecto en lo que se refiere al ámbito de las relaciones de pareja.
En realidad, cada persona construye su propio marco relacional a medida. El éxito de la pareja no tiene por qué ser, por ejemplo, el dormir todas las noches juntos y de por vida. En este sentido, considerar los distintos modelos de pareja como un amplio abanico será esencial.
