En este encuentro José María Doria contempla la situación actual desde la perspectiva de un Yo Profundo global que nos está buscando y cómo podemos abrirnos al salto de consciencia que esto supone.
Sabemos que los árboles de raíces profundas se cimbrean menos ante los vientos y las tormentas; ofrecen el arraigo suficiente como para sostener a quien en ellos se apoya. Lo profundo es un lugar seguro. De hecho, una vez descubierto, cuando nos despistamos y nos damos cuenta de que nos hemos despistado, sabemos cómo “volver a casa”. Intuimos que los movimientos que hacemos desde lo profundo de nosotros son sanos y sensatos.