El Círculo Transpersonal de Mujeres, un espacio de expansión de la autoconsciencia

El Círculo Transpersonal de Mujeres

El Círculo Transpersonal de Mujeres hace una propuesta diferenciada de otras, integrando en sus programas las necesidades emocionales de los círculos tradicionales y, a su vez, yendo más lejos al integrar prácticas meditativas.

El número de Círculos de Mujeres crece imparable cada día. Y es que un círculo nos ofrece un tiempo–espacio de intimidad en el que no sólo expresarnos, sino también crecer interiormente y reconocernos en nuestras afinidades.

En realidad, el Círculo Transpersonal de mujeres incluye en su programa un enfoque contemplativo que reconoce al elemento sagrado de la profundidad, siendo éste sin duda su fundamento.

En este sentido, el círculo tiene un propósito no sólo afectivo y terapéutico, sino que además, de forma sutil y sencilla, promueve la autoconsciencia.

¿Cómo cultivar esa dimensión sagrada sin proclamar dogmas, o reforzar creencias e ideologías? Por otra parte, ¿cómo desarrollar nuestra sabiduría femenina sin predicar reglas morales o amenazas soterradas de culpa?

La respuesta la han venido transmitiendo la mayor parte de las tradiciones espirituales al señalar algo tan contundente y sencillo de realizar como es la meditación; una práctica que favorece un progresivo aquietamiento de nuestras mareas emocionales y afectivas que, más a menudo de lo que desearíamos, dispersan nuestras mentes y enredan nuestras vidas.

La cultura del silencio no es represiva, ni tan siquiera inhibitoria; en realidad es un regalo que, al poco de practicarlo, ya se manifiesta como tal. Consiste en un entrenamiento que permite aflorar esa armoniosa feminidad que llevamos en nuestra esencia como madres, como compañeras, como mujeres…; una cualidad que poseemos y que tanto ha tirado de la raza humana hacia horizontes de amor y cooperación.

Hoy día, tras una larga etapa en la que las mujeres en no pocas ocasiones hemos renegado de nuestra dimensión femenina con tal de adaptarnos a un mundo marcado por valores de acento masculino, volvemos a permitir que afloren las cualidades de lo femenino. Se trata de cualidades que todo ser humano posee, tales como la compasión, la intuición o la capacidad de captar lo significativo de la vida, pero que a las mujeres nos son inherentes.

Educadoras, empresarias, artistas y científicas hoy abrazan la meditación como un entrenamiento que abre canales creativos a la voz interna. Vivimos una etapa de integración de la huella que han dejado grandes místicas, poetisas y valerosas madres de familia, amantes inolvidables y musas inspiradoras… Mujeres que a lo largo de la historia han sido fuente de energía en diferentes oleadas evolutivas de la humanidad.

Quizás no resulte extraño decir que las mujeres tenemos una sutil responsabilidad en la expansión de la consciencia de la Humanidad: la de señalar la dirección del mirar hacia la dimensión feliz de la vida, hacia el amor, la bondad y la belleza de la vida. Y toda esta preciosa labor se alimenta de la práctica meditativa, una práctica que abre nuestro corazón y permite que, a su vez, éste clame hacia todo aquello que merece ser vivido y comprendido.

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Facilitadora en Círculo de Mujeres