El Desarrollo Integral  Por José María Doria 

 

La expansión de la consciencia como motor del desarrollo integral 

 Cuando la ola del crecimiento personal se cruza en nuestro camino, oímos esperanzadoras palabras acerca de las insospechadas capacidades que todos tenemos para desplegar nuestras alas. Es entonces cuando nos preguntamos:  

«¿Cómo incorporar todas estas capacidades y llevárnoslas puestas?» 

Bien sabemos que vivimos en una sociedad inundada de métodos y protocolos que prometen resultados sin casi esfuerzo ni renuncia. Dietas, curaciones instantáneas y grandes destrezas se expanden exitosas. A menudo se trata de olas superficiales que se rompen ante una pregunta de poder capaz de atravesar sugestiones colectivas:  

¿Qué es lo que realmente quiero?  

No tardamos en saber que la expansión de consciencia o «darse cuenta» es el núcleo base de las demás cualidades que anhelamos instalar en nuestro día a día 

Todos los apetecibles frutos que vemos en el árbol: valores, capacidades, virtudes y fortalezas, junto con los deseables estados de plenitud, paz interior y compasión amorosa, son la cosecha que recoge quien cultiva la atención plena 

En el ser humano, el aspecto «atención y más atención» es el agua que nutre al árbol nuclear de la consciencia y, a su vez, la savia que a este vivifica e impregna.  

 

El “gimnasio” de la atención plena 

 

El gimnasio sagrado de la atención plena es la práctica meditativa. Se trata de un lugar de nuestra casa que, al igual que un templo o dojo, invita a sentarnos en silencio y respirar en la presencia.  

El hecho de detenernos y practicar el «no hacer», al tiempo que abrimos un espacio de observación de los procesos que nuestro yo interno vivencia, es el primer paso para avanzar en la gran aventura del despertar.  

Veintidós minutos de atención a la respiración en silenciosa quietud y con la espalda derecha serán, sin duda, la mejor inversión que podemos hacer cada una de las mañanas de nuestra vida.  

 

Invierte en aquello que un naufragio no te pueda arrebatar.  

 

Lo que cada uno comprenda durante su meditación será, seguramente, su cuenta más valiosa.  

En realidad, a partir de este espacio de meditación o gimnasia transpersonal, se logra atención acrecentada en el escenario cotidiano del puro pelar patatas o del programar un algoritmo por el que rentabilizar una inversión en bolsa.  

La meditación es, en realidad, la práctica formal del entrenamiento mindfulness; es decir, del «enfoque deliberado al momento presente, mientras la vida fluye sin juicios ni etiquetas».  

 

Crecer: la medicina a nuestros problemas 

 

El ser humano de nuestro tiempo quiere alcanzar otro nivel en el desarrollo, tal vez porque intuye que el hecho de crecer es la forma más eficaz de resolver los problemas que hoy nos inquietan.  

Y para que este crecimiento realmente suceda, tendrá que ser abordado de manera integral, es decir, equilibrado entre las diferentes áreas de nuestra persona.  

De poco sirve una mente erudita en un cuerpo sin vitalidad ni fuerza. Y de poco sirven los intentos de despliegue virtuoso, si nuestras pautas emocionales todavía están contaminadas de manipulación, temor y mentira.  

En realidad, de nada sirven muchos amigos o un trabajo bien remunerado si no tenemos paz interna.  

Para lograr este equilibrio que convierte al crecimiento en una propuesta integral, conviene escuchar la música formada por los cuatro instrumentos de nuestra orquesta.  

El primero de ellos corresponde al nivel físico, y se trabaja con ejercicio y alimentación consciente en la medida justa. El segundo es el nivel emocional, y se trabaja en espacios de intimidad veraz, al tiempo que se gestionan eficazmente los temores y las pérdidasEl tercero corresponde al nivel mental, que se optimiza a través de la lectura selectiva y las palabras poderosas de vanguardia. Tras los tres y de forma transversal, se halla la dimensión espiritual, que se despierta con el cultivo de la autoconciencia y se ejercita en la compasión y la presencia.  

 

Cuatro esferas de atención que conviene equilibrar trenzando las tres primeras —física, emocional y mental— y considerando a la dimensión espiritual como el sustrato conformado por los tres ramales de la trenza.  

 

La propuesta de crecimiento integral va más allá del puro aplicar las herramientas. De hecho, la mirada interna y su despliegue atencional es algo más que un recurso para llegar a ser más ricos o más exitosos. Se trata más bien de una vía profunda que constituye la verdadera trayectoria para salir de la “amnesia”.  

Parece no haber fórmulas mágicas o píldoras que de un día para otro nos conviertan en genios o sabios, sin rastro de temor o ansiedad alguna. Lo que tal vez sí podemos hacer es consultar los mapas dejados por quienes despertaron del sueño y salieron de la amnesia diciendo tan solo:  

«La perseverancia trae ventura».  

 

José María Doria 

Extracto de Las 40 Puertas