Sólo abriendo nuestro corazón nos podemos poner en el verdadero lugar que nos corresponde. La mujer es amor al igual que el hombre, pero la mujer engendra desde su condición biológica y trasmite desde su especial condición afectiva. Las mujeres somos como el corazón de la Tierra, nuestro latido es el impulso del alma. El despertar a la feminidad consciente florece al abrirnos y amar desde el corazón, desde donde no interviene la mente y honrando cuando nos ponemos a disposición de nuestra verdadera misión como mujeres: transmitir conciencia a otras mujeres
Abuela Margarita
La liberación del paradigma patriarcal supuso para la mujer la integración en una sociedad industrial marcadamente masculina. De este modo, las mujeres hemos tendido hacia la masculinización para sentirnos reconocidas. En este sentido, conviene que cada una de nosotras se pregunte: ¿hasta qué punto hemos ensordecido, tanto individual como colectivamente, nuestra dimensión femenina?
Asimismo, nos podemos preguntar: ¿qué conlleva realmente para nuestro equilibro el no reconocimiento de la feminidad?
Podemos afirmar que dicho no reconocimiento de la dimensión femenina conduce a las mujeres a enfermar, tendiendo a vivir unas vidas mecánicas y sin vínculos hondos. Asimismo, la sociedad que no manifiesta lo femenino tiende a organizarse en torno a valores tales como el materialismo, la producción desmedida y las relaciones verticales basadas en la competitividad.
El retorno a lo femenino conlleva la integración de actitudes de cooperación y empatía, así como el establecimiento de vínculos desde la fraternidad, la igualdad y la intimidad emocional.
El reconocimiento de la dimensión femenina nos devuelve el sentido de lo sagrado y los valores asociados al corazón, valores tales como la compasión y la generosidad. En realidad, la mujer que reconoce su feminidad y la extiende más allá del círculo familiar, está contribuyendo en cierta medida a la sanación de una sociedad que muestra síntomas de estar exhausta y enferma.
El mundo encontrará la salvación en la mujer occidental Dalai Lama, Cumbre de la Paz, 2009
Sin embargo, no tan sólo las mujeres necesitamos recuperar el potencial femenino. En realidad, los hombres también necesitan reconocer esa dimensión dentro de su ser, para proseguir en su proceso de maduración. Tanto hombres como mujeres, cuando ignoramos el potencial femenino, olvidamos la fuente de creatividad que somos.
La feminidad, en su misma esencia, constituye el puente a la dimensión Transpersonal de la existencia.
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