Libre de cadenas

 

Tardé mucho tiempo en reconocer que tenía una adicción. No fue fácil. De hecho, aún hoy, tras 8 años de aquello, hay cosas que aún duelen.

Yo creía que “dejando todo” el problema estaría resuelto, pero, en el camino he descubierto que las cosas no son tan sencillas, pero sí más esperanzadoras de lo que pensaba. Dejé de relacionarme con el objeto de mi adicción y seguía sufriendo… ¿cómo podía ser? Dos años alejada de eso y, aunque más liberada, no conseguía alivio, paz y sosiego en mi vida: seguía, de algún modo, haciéndome daño. Quería entender qué sucedía, qué estaba haciendo mal.

Tal vez ya tenía entonces todas las respuestas, sólo tenía que cambiar las preguntas para poder acceder a una comprensión profunda de mi realidad. Cuando empezaron a cambiar esas preguntas, se abrió ante mí un camino de crecimiento. El acompañamiento transpersonal me ayudó a darme cuenta de que seguía aferrada a mecanismos automáticos, que me servían de venda, para no mirar de frente a lo que de verdad dolía. Necesitaba abrazar a esa parte que un día me protegió de algo, no condenarla y rechazarla. Necesitaba tener la certeza de que yo soy mucho más que mi adicción. No solo era necesaria la intención de cambiar de dirección.

La práctica de la meditación y el trabajo desde la mirada transpersonal me permitieron reconocer en mí una parte que ha permanecido sana e inalterable siempre. Un lugar donde habita la calma y la lucidez, desde la cual puedo convertir cada obstáculo y cada caída en motor de aprendizaje. Un lugar desde donde puedo abrazar toda mi historia y sentirme completa.

Lo transpersonal me permitió descubrir lo que es dejarse ayudar, a la vez que soy agente activo de mi propio cambio. Tengo la gran suerte de haber llegado hasta aquí gracias a mi hermana, la cual, por encontrar una manera de ayudarme, ha recorrido este mismo sendero antes que yo. Un gesto de amor incondicional hacia mí y una oportunidad de crecimiento para las dos. Me siento comprendida, amada y escuchada.

Creo que mi recuperación, realmente, empieza aquí. En este momento en que reconozco y doy lugar a todos mis pedazos. En este momento en el que abrazo mi sombra y agradezco todo lo vivido. En este momento en el que me abro a confiar en otros seres humanos, que buscan la manera de ocupar su lugar, siendo acompañantes silenciosos, atentos, desde el Amor. No es fácil ayudar a seres queridos en casos de adicciones, pero el trabajo transpersonal lo hace posible. Doy fe. Agradezco.

Y desde aquí, desde este lugar, al sentir que todo el camino recorrido tiene sentido, brota en mí algo que siento como un milagro: me siento libre de cadenas.

Acompañamiento en Conductas Dependientes