Mindfulness en empresas y organizaciones. El trabajo en equipo

 

Los teóricos de negocios de finales del siglo pasado popularizaron el concepto de “construir equipos”. No se trataba de un capricho ni de una moda, sino del convencimiento de que era la estructura más adecuada para realizar tareas de cierta complejidad y embarcarse en proyectos ambiciosos.

Pero… ¿Qué es un equipo? Veamos un primer acercamiento. Un equipo es un grupo de personas que reúnen dos condiciones básicas: poseen un objetivo en común y tienen que interactuar entre ellas para lograrlo.

La primera cuestión que salta a la vista es que un grupo, incluso un grupo de trabajo no necesariamente constituye un equipo si, aun compartiendo objetivos, no interacciona entre sí para conseguirlo. Por ejemplo: para llegar a construir una pieza mecánica compleja, puede ser que cada obrero de la cadena de fabricación de piezas no necesite interactuar con los demás, sino simplemente responder de su objetivo: que “su pieza” reúna los cánones de calidad. En este caso, cadena de montaje no es sinónimo de equipo…

Cuando en nuestras empresas, el afán de productividad nos lleva a que cada uno responda de lo suyo, sin tiempo ni espacio para interactuar con los demás, puede ser que hablemos de “equipo”, pero hemos vaciado de contenido la palabra. Podemos comparar los equipos de trabajo con los deportivos ya que, en ambos casos, hay patrones comunes en los “equipos campeones”.

Pensemos en cualquier deporte de equipo y, a primera vista, parece que la victoria sonreirá al que haya fichado a los “mejores”, pero no siempre es así: la cohesión del equipo y su motivación colectiva, son determinantes para lograr el triunfo. No sólo necesitan tener en sus filas “buenos jugadores”, sino que también es necesario que esos “jugadores” interactúen con efectividad entre sí para ganar.

A nivel personal la percepción de la realidad motiva nuestras decisiones, y éstas a su vez, nos acercan o alejan de nuestras metas. Cuando tenemos una percepción errónea, distorsionada por juicios, memorias o evitaciones, nos sorprendemos tropezando una y otra vez en la misma piedra. Esto también sucede a nivel grupal: algunas organizaciones parecen padecer ciertos “males” crónicos o se encuentran repitiendo una y otra vez “viejas historias”.

Por eso, cuando una organización se embarca en entrenar a sus miembros y equipos en la observación neutral y sin juicio de lo que sucede, es muy posible que pueda desembarazarse de estas dinámicas perturbadoras. Pero ¡ojo!, que la distorsión interpretativa de las organizaciones no se refiere solo a lo externo, sino que incluye los juicios acerca de si misma, de sus integrantes, de las capacidades de sus equipos y de la idoneidad de sus líderes.

Hay equipos donde el líder o jefe intentan ser la perla más brillante, olvidándose de unir y entonces la joya termina como algunos de esos collares de nuestras abuelas, desarmados en una caja donde lo único que los mantiene unidos es el “contenedor”: la empresa cumple las funciones de “caja”, pero las perlas están sueltas, metiéndose en los huecos que la distribución de la imaginaria caja les permita. Es lo que ocurre en una organización con “huecos” organizacionales en la que los equipos no están bien hilvanados. Merche Aranda Carmena

La expresión “contar con un buen equipo” ya es obsoleta. Deberemos asumir que somos un “grupo de personas” comprometidos en el reto en el que estamos embarcados. Quien no lo entienda así, será un lastre para el objetivo. Quien no actúe como grupo será un freno para los demás.

Quien piense sólo en lo que le “toca” hacer, será sustituible sin suponer pérdida alguna para el conjunto. Quien quiera dirigir el proyecto sin verlo como un reto de todos, se encontrará sólo tirando de una cuerda atada a un montón de rocas pesadas que no quieren moverse de sitio.

Quien no comprenda todo el proceso como una parte importante de su propio proyecto, está abocado a no ser eficaz, no conseguir los objetivos de todos y, lo peor de todo: a no sentirse realizado, ni como conjunto ni como individuo, en una parte importantísima de su vida profesional y personal.

Cada una de las personas que forma parte de un equipo vive intentando adecuar sus capacidades y potencialidades al puesto que desempeña, pero sobre todo preguntándose si lo que hace da sentido su vida. Nada hay más corrosivo, que desempeñar un trabajo al que no encontramos sentido y, por el contrario, pocas cosas generan tan profunda satisfacción como cuando sentimos en armonía “lo que hacemos” con “lo que somos”.

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Consultoría Mindfulness para Empresas y Organizaciones

Carlos Borrachero carlos.borrachero@escuelatranspersonal.com

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