Poco a poco la catedral se levanta
Quien mueve montañas comienza por apartar piedrecitas
Confucio
Un sueño me busca y encuentra.
Hoy muevo una piedra, mañana otra.
Poco a poco, día a día, la catedral se levanta.
Sin cavilación, se talla la roca, crece la obra.
Carretillas, picos y palas. Ritmos en armonía.
Los cimientos penetran en las raíces de la tierra.
Llega el día en que el cielo es rozado por la cúpula.
Quien construye sabe de sostener sueños en sus vísceras.
Sus anhelos internos buscan bajar y encarnar la forma.
Perseverancia. Se trabaja con Sol y bajo la lluvia.
—Constrúyeme un templo —me dijo un día la diosa
No lo dudé, aquel mensaje fecundó mi existencia
Más tarde, sabios del camino inspiraron mi tarea
Encontré la tierra, llegó el dinero, me visitó la fuerza
Preguntaba una y otra vez lo que ignoraba
Cielo y tierra fluían en sintonía
Encinas, cipreses, flores moradas
Cristal, madera y piedra se conjuntaban
Parecía que algo más grande guiaba mis pasos
Paredes, escaleras, jardines… nacían sin planos
A los pocos meses: círculo cerrado, obra acabada
Aquel lugar, antes profano, ahora morada sagrada
Todo es movido por la misma fuerza.
Quien tiene un proyecto tiene un tesoro.
Con fe y un motivo pueden moverse montañas.
Nada es cosa nuestra. Todo es tránsito. La vida es prestada.
El Misterio mueve soles y planetas, alienta nuestras células.
No me quedan creencias
Se me cayeron dioses y diosas
Tan solo tengo certezas en mi alma
Miro a la muerte y guardo silencio
No sé. No tengo ni idea de lo que pasa
Tan solo sé de lo infinito de este ahora
Y que somos polvo de estrellas
Sabiduría de la vida sencilla
José María Doria