Mientras permanecemos en el Observador–Testigo durante la meditación, permanecemos atentos y atestiguamos con neutralidad el dentro y el fuera. Paralelamente, estamos cultivando el silencio interior, la presencia, la atención sostenida al momento Presente.
Aprender a observar es aprender a silenciarse; no a dejarlo todo en silencio, sino a contemplar desde el silencio.
No soy mi mente, aspiro a ser como el cauce del río, presente, acogedor, protector y viendo los problemas pasar
Dicho zen
Te invitamos a realizar esta meditación guiada con ligereza, desde una actitud amorosa y abierta. Si en algún momento aparecen distracciones, simplemente déjalas pasar, y regresa al ejercicio. Comienza la práctica en tu postura habitual de meditación, con el cuerpo razonablemente erguido y relajado. Cierra tus ojos, conecta con tu respiración.