¿Quieres ampliar la mirada y descubrir la belleza de lo cotidiano que te acontece? ¿En ocasiones sientes que las palabras se quedan cortas para expresar lo que sientes y lo que ocurre en tu interior?
Desde la mirada transpersonal cualquier manifestación responde al lenguaje del corazón. El corazón históricamente ha recogido del ser humano todas esas cualidades que anhela tener, los valores universales que se comparten en cualquier cultura, que son señalados en forma de metáfora desde el “sagrado corazón de Jesucristo, “tener el corazón encogido”, “hablar con el corazón en la mano”, … llamamos “corazón” a las personas significativas de nuestra vida.
El lenguaje en el que habitualmente nos expresamos, por rico que sea, podemos afirmar que pertenece al “reino de la razón”, necesario, pero en ocasiones superficial. Cuántas veces hemos dicho aquello de “me faltan palabras… “
La inteligencia cardiaca es integral e integradora. El corazón es el primer órgano que se forma en el ser humano de donde deviene nuestro desarrollo fisiológico, cognitivo … El corazón es el gran centro del que todo parte y al que todo vuelve.
Trabajar con el arte supone ir de la mano del despliegue de la inteligencia del corazón. Pareciera que hay una única forma de ver el mundo, pero desde el arte aprendemos a cambiar de gafas y ampliar nuestro campo de percepción desde nuestro mundo interno hasta nuestra relación con nuestro mundo externo. El arte nos aportar un sinfín de beneficios por el mero hecho de practicarlo, pero más aun al desplegar su magia terapéutica, desde ese lenguaje personal y único que cada persona tiene dentro.
Muchos de nosotros no nos consideramos artistas, pero todos los somos, por el sencillo hecho de pertenecer a esta especie. El arte y el ser humano se desarrollaron en paralelo. ¿Cuál fue antes? De modo que un artista no se hace, cada uno de nosotros lo somos. Tú eres un artista. La mirada transpersonal te abre esa puerta.
