Los seres humanos somos parte inseparable de múltiples sistemas

Cuando estamos en presencia podemos hacernos cargo de “lo nuestro”. En realidad, solo desde la presencia podemos hacernos cargo. Ocupar nuestro lugar no es siempre un camino agradable, tiene cuotas de mirar a lugares dolorosos.

La fuerza de la vida siempre va en un sentido y, si sentimos que algo nos está enredando, quizá estemos mirando hacia un lugar que no tiene que ver con nuestro camino, con nuestra vida.

Desplegar una nueva manera de vernos y comprendernos más amplia, supone mirarnos en “relación a” papá y a mamá, a todo nuestro sistema, con todas las generaciones que nos anteceden, incluso remontándonos a nuestra cultura y comprendernos en el contexto que hemos nacido o crecido.

Este camino tiene que ver con crecer en consciencia, un camino de amor. Que supone transitar de un amor preconsciente “ciego”, a un amor adulto consciente más amplio y ordenado con el que dejamos atrás muchos enredos y obstáculos de la cotidianidad.

Desde las bases teóricas de la Terapia Sistémica Transpersonal podemos integrar diversas técnicas para trabajar tanto en consulta individual como en grupos, al tiempo que experimentaremos un transformador proceso personal. Se trata de un camino que brinda una vía profunda a la vez que eficaz para ampliar la comprensión de aquellos problemas y obstáculos cuyas raíces están en las relaciones.

Todo ello nos acompañará en la comprensión de aquellas dinámicas relacionales no siempre tan evidentes a primera vista, y que nos llevan a un campo de conciencia profundo desde donde observar implicaciones, lealtades, amor ciego y desequilibrios en el sistema familiar. Esta observación conduce a una vida con más orden interno y una mayor armonía en la vida del cada día.

“Reconciliarse con las raíces es tomar la vida”

La formación en Terapia Sistémica nos propone la vivencia de las anteriores herramientas como camino de autoconsciencia y nos capacita, a su vez, en el arte de acompañar a otras personas a forjar vínculos más conscientes, plenos y maduros. Una de las fuentes más significativas de gozo, y también de conflicto, gira en torno a nuestra forma de relacionarnos con los demás, con nosotros mismos, así como con los diversos ámbitos de nuestra vida.

Desplegar una mirada sistémica es fundamental para comprender cómo y desde dónde nos vinculamos, entendiendo que todos los seres humanos somos parte inseparable de múltiples sistemas. Ampliar la consciencia sistémica nos permite ocupar nuestro lugar y, desde éste, abrirnos plenamente a la vida.

Esta formación brinda una vía profunda a la vez que eficaz para ampliar la comprensión de aquellos problemas y obstáculos cuyas raíces están en las relaciones.

Se trata de una aventura recomendada a profesionales de la ayuda y personas que deseen, por interés personal, propiciar un proceso de autoconsciencia y maduración, comprender el orden interno que rige todo sistema humano discerniendo las dinámicas de desorden cuando éstas se hacen manifiestas y profundizar en el sistema familiar para encontrar el propio lugar en éste.

Quizá te quieras dotar de una base teórico-práctica para acompañar a otros en el afrontamiento, sostén y resolución de los problemas derivados de su mundo relacional, desarrollar la escucha y la presencia terapéutica y desplegar la capacidad de comprensión y “lectura” del lenguaje corporal y emocional, imprescindible en el acompañamiento terapéutico y en la facilitación de las constelaciones.

Si quieres aprender y ejercitarte en las bases de la ayuda sana y consciente, desarrollar técnicas transversales propias del ámbito de la Terapia Sistémica como visualizaciones, ejercicios de centramiento y meditaciones, tanto en grupo como en consulta individual, te recomendamos amplíes sobre: 

Terapia Sistémica Transpersonal

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