Esta práctica nos abre la puerta a relacionarnos con la frustración de un modo más sano. Aprender a tolerarla resultará decisivo para nuestro desarrollo integral.
La frustración surge cuando nuestras expectativas y la realidad no corresponden , cosa que sucede muy a menudo. Por eso, gestionarla supone aprender a gestionar las crisis, los errores y los fracasos de una manera eficiente, con una mirada interna de crecimiento y prosperidad.
Para poder vivenciar plenamente esta práctica te recomendamos encuentres un lugar donde no vayas a ser interrumpida/o.
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