Practicamos la escucha atenta, el respeto y la actitud amable

 

El camino de la Educación Mindfulness ha llegado en los últimos años a confluir en una gran avenida que está extendiendo en escuelas y hogares la cultura de la quietud, la observación, el silencio y la compasión.

Desde la Escuela Española de Desarrollo Transpersonal aportamos nuestro propio enfoque en este contexto de búsqueda de nuevos paradigmas educativos: el de la Educación Mindfulness Transpersonal. Este rumbo hace una aportación significativa al señalar hacia la realidad esencial del observador, un ancla interior de identidad que resulta enormemente clarificadora para el desarrollo del niño. Nos lleva a recordar lo que en realidad somos, a la vez que confía en la necesidad de desarrollar un ego maduro, en lugar de anularlo.

Reconocemos que existe una necesidad de saber al menos cuáles pueden ser los principios generales que sustentan esta nueva visión, las nuevas reglas del juego educativo desde este enfoque, que recogemos en una propuesta de decálogo que pretende ser ajena a la idea de “mandamientos”, y más cercana a una serie de sugerentes propuestas de atención que pueden guiar la ineludible indagación personal de cada educador.

1. Educamos por lo que somos, aprendemos por lo que vivimos

2. Mantenemos un profundo estado de presencia

3. No tenemos que aparentar ser perfectos, basta con ser conscientes

4. Practicamos la escucha atenta, el respeto y la actitud amable

Si hay un propósito global en la Educación Mindfulness Transpersonal, este es el de que los niños aprendan a gestionar mejor su propia felicidad. Esto implica saber convivir con los aspectos sombríos, insatisfactorios, frustrantes y dolorosos inherentes a la existencia humana; aspectos que cuando son “sumergidos” y no reconocidos, añaden aún más sufrimiento a la ecuación de la vida.

Desde esta perspectiva, comprendemos que el sufrimiento psicológico es resultado del hecho de añadir resistencia al dolor.

La manera más directa de alcanzar este propósito consiste en invertir en nuestra felicidad como educadores, convirtiendo así nuestra labor educativa en algo satisfactorio.

El principal beneficiario de la mirada mindfulness es el educador. Cuando escuchamos al otro con atención, al tiempo que mostramos amabilidad y respeto, saboreamos el dulzor de la inteligencia del corazón. Entonces podemos comenzar a tratarnos con el mismo respeto y amabilidad que ofrecemos.

Muchas son las barreras internas que surgen en esta labor, una labor que puede parecer sencilla y armoniosa al ser presentada. Siendo sencilla, nos encargamos de hacerla difícil. Recordemos que no se trata de convertirlo de nuevo en una exigencia y un “requisito” de la acción educativa. Volver una y otra vez a nuestro centro, revisar desde dónde estamos acompañando, hace que lo planteemos realmente como una práctica consciente a realizar de por vida, con independencia de la experiencia que hayamos acumulado.

 

Educación Mindfulness