El camino de la Educación Mindfulness ha llegado en los últimos años a confluir en una gran avenida que está extendiendo en escuelas y hogares la cultura de la quietud, la observación, el silencio y la compasión.
Desde la Escuela Española de Desarrollo Transpersonal aportamos nuestro propio enfoque en este contexto de búsqueda de nuevos paradigmas educativos: el de la Educación Mindfulness Transpersonal. Este rumbo hace una aportación significativa al señalar hacia la realidad esencial del observador, un ancla interior de identidad que resulta enormemente clarificadora para el desarrollo del niño. Nos lleva a recordar lo que en realidad somos, a la vez que confía en la necesidad de desarrollar un ego maduro, en lugar de anularlo.
Reconocemos que existe una necesidad de saber al menos cuáles pueden ser los principios generales que sustentan esta nueva visión, las nuevas reglas del juego educativo desde este enfoque, que recogemos en una propuesta de decálogo que pretende ser ajena a la idea de “mandamientos”, y más cercana a una serie de sugerentes propuestas de atención que pueden guiar la ineludible indagación personal de cada educador.
1. Educamos por lo que somos, aprendemos por lo que vivimos
2. Mantenemos un profundo estado de presencia
3. No tenemos que aparentar ser perfectos, basta con ser conscientes
4. Practicamos la escucha atenta, el respeto y la actitud amable
5. Sostenemos las emociones en lugar de reaccionar o reprimirlas
El modelo educativo tradicional de corte racionalista contempla las emociones como “algo” que estorba y bloquea la lucidez, tanto del educador como del educando.
Para poder llegar a algún tipo de resolución lógica del conflicto, la premisa era la de neutralizar la emoción. “Deja de llorar”, “no tengas miedo”, “no tienes razones para estar enfadado”…
Se trata de una vía que, reconozcámoslo, nunca ha funcionado demasiado bien, dado que hace invisible a nuestra conciencia el propio enfado y otras emociones colaterales.
En realidad, la resolución de los conflictos se facilita enormemente cuando damos espacio y prioridad al reconocimiento de la emoción, y nos permitimos estar con ella.
Saboreamos la emoción en todo su desarrollo e intensidad y, cuando las “dejamos espacio”, desaparecen las reacciones explosivas, al tiempo que se van disolviendo los pensamientos irracionales y distorsionados.
Emocionarse es siempre comprensible. Cualquier aprendizaje vital significativo está marcado por la emoción, no por su ausencia.
La Educación Mindfulness Transpersonal no desprecia el valor de la razón. Lo que en realidad señala es que ésta funciona de una forma distorsionada y estancada, si primero no atendemos compasivamente al conflicto emocional.