Una aventura de crecimiento en presencia

Crecimiento en presencia

Vivimos experiencias que quedan señaladas en nuestro corazón y que siempre (re) cordamos. Cuando se trata de formaciones, las hay que “dejan poso” y otras que apenas aportan valor en nuestro recorrido. Quizá al concluir sintamos por acumulación que hemos entendido mucho, pero posiblemente no hayamos comprendido nada.

Y es que cuando concebimos la formación como algo más que una acumulación de información y conceptos, y lo planteamos como un camino de autodescubrimiento y prosperidad transitado junto a un grupo de personas afines en el propósito, conlleva una aventura de crecimiento compartida que supondrá transformación en nuestras vidas.

Así mismo, este enfoque práctico y vivencial, nos capacita de modo que permitirá transmitir a nuestros futuros clientes la credibilidad de quién vive en primera persona lo que comparte, y no pronunciando conceptos excluidos de la experiencia propia.

Hemos aprendido a utilizar el pensamiento para trascender el cuerpo, pero todavía no sabemos servirnos de la conciencia para trascender el pensamiento. Ken Wilber

Modalidades formativas

Además del anterior aspecto nuclear, hay otros ingredientes a considerar al plantearnos una nueva experiencia formativa. Cuestiones como el momento o situación personal o profesional, la concurrencia en horarios de otras dedicaciones o actividades, la inversión de recursos y las aplicaciones o salidas laborales.

Para ampliar sobre los anteriores factores, recomendamos artículos ya compartidos que abordan, entre otras, la importancia de darnos a nosotros mismos, la relación con el dinero, la elección del momento oportuno o la prioridad que damos a nuestro desarrollo. En la actualidad la modalidad formativa es uno de los puntos en los que surgen muchas de las dudas: ¿tendré tiempo para acudir a clase? ¿podré mantener el ritmo? ¿es posible formarse desde casa?

Muchas personas ya ampliamos nuestra formación mientras trabajamos, pero en la agenda no cabe ir al aula o el centro formativo queda lejos. Gracias al desarrollo tecnológico estudiar desde casa ya es una realidad, sobre todo después del gran avance que han experimentado las plataformas de formación online.

Entre las ventajas de esta metodología están la flexibilidad de no depender de un horario ni de un espacio concreto de estudio, la accesibilidad al material didáctico y el ahorro de tiempo y dinero en el desplazamiento.

Por el contrario, podemos encontrarnos con falta de socialización, la necesidad de una dosis extra de organización y la voluntad y la ausencia del “tú a tú” con el profesor/a.

Los anteriores inconvenientes de la formación online son las ventajas de la formación presencial “de toda la vida”, con reloj, profesorado, alumnado y libros, por la que seguimos apostando pese a la necesidad de contar con tiempo para adaptarnos al horario, la asistencia diaria concertada y la habitual ausencia de tecnología.

Quizá, decantarse por el modelo clásico tenga más que ver con la necesidad que sentimos de contar con apoyo constante y de estructurar una rutina que “nos obligue”.

En esta línea, desde la EDTe sostenemos que, además de proporcionar contenidos de calidad, los “cursos” ofrecidos sean realmente “procesos” que promuevan el autodescubrimiento, la mejora y la integración, con el fin de experimentar un importante crecimiento personal y una mayor sensación de bienestar en nuestras vidas. Y para ello la modalidad ideal es la formación “en presencia”.

Al poner toda nuestra atención en las cosas a las que ordinariamente les negamos un momento de reflexión, desplegamos un enfoque que desarrolla nuevas formas de comprender nuestra vida.

¿Y qué es estar en presencia?

Llamamos “presencia” a un estado de conexión interna, abierta y sin expectativas, flexible y cordial, receptiva a todo lo que surge en la experiencia con curiosidad, con un impulso natural de integración de los elementos que en ella van apareciendo.

Es el estado que nos permite habitarnos a nosotros mismos. Habitar nuestro cuerpo, pensamientos y emociones. Habitar nuestras relaciones y nuestra acción. La presencia nos permite estar abiertos a nosotros mismos tal y como somos, también a los demás tal y cómo son y a lo que acontece en nuestras vidas sea lo que sea.

Hablamos del entrenamiento de la atención, de la capacidad de entrar en estados de observación que suponen el pilar fundamental de cualquiera de las formaciones que esta Escuela aborda, por tratarse no solo de una herramienta clave en nuestra metodología, sino de una invaluable y milenaria técnica que nos permite crecer y alcanzar una versión mejor de nosotros mismos ante la vida.

Quizá así podamos trascender las ventajas e inconvenientes de los formatos clásicos y “en línea”, de modo que consigamos discernir, independientemente de las circunstancias, dudas o pormenores, lo nuclear del camino formativo que sintamos emprender, y nos pongamos manos a la obra independientemente de la “modalidad planteada”.

Para desterrar el mal, no hay que combatirlo, sino trabajar enérgicamente en dirección al bien. Nisargadatta

Te ofrecemos un proceso práctico, vivencial, en conexión desde cualquier lugar del mundo y compatible con tu agenda. Contarás durante todo el curso con el acompañamiento tutorizado de un/a profesional de la EDTe, la contribución plural de una comunidad de aprendizaje y la oportunidad de participar en decisivos encuentros de prácticas.

El camino que tomes te habilitará como “gestor de tu propia vida” y, si quieres, como acompañante de otras personas que decidan también

incrementar el grado de comprensión y autoconciencia como vía de crecimiento personal.

¿Nos acompañas en este viaje?

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