Abrazar internamente aquello que rechazamos fuera

El camino de la Educación Mindfulness ha llegado en los últimos años a confluir en una gran avenida que está extendiendo en escuelas y hogares la cultura de la quietud, la observación, el silencio y la compasión.

Desde la Escuela Española de Desarrollo Transpersonal aportamos nuestro propio enfoque en este contexto de búsqueda de nuevos paradigmas educativos: el de la Educación Mindfulness Transpersonal. Este rumbo hace una aportación significativa al señalar hacia la realidad esencial del observador, un ancla interior de identidad que resulta enormemente clarificadora para el desarrollo del niño. Nos lleva a recordar lo que en realidad somos, a la vez que confía en la necesidad de desarrollar un ego maduro, en lugar de anularlo.

Reconocemos que existe una necesidad de saber al menos cuáles pueden ser los principios generales que sustentan esta nueva visión, las nuevas reglas del juego educativo desde este enfoque, que recogemos en una propuesta de decálogo que pretende ser ajena a la idea de “mandamientos”, y más cercana a una serie de sugerentes propuestas de atención que pueden guiar la ineludible indagación personal de cada educador.

1. Educamos por lo que somos, aprendemos por lo que vivimos
2. Mantenemos un profundo estado de presencia
3. No tenemos que aparentar ser perfectos, basta con ser conscientes
4. Practicamos la escucha atenta, el respeto y la actitud amable
5. Sostenemos las emociones en lugar de reaccionar o reprimirlas
6. Reconocemos la individualidad del niño, aceptándolo tal y como es
7. Nos damos cuenta de nuestros juicios y los soltamos

Cuando dos personas con diferentes niveles de desarrollo de conciencia entran en conflicto, resulta enormemente difícil asumir una perspectiva diferente a la propia.

Desde cada nivel de conciencia expresamos motivaciones, anhelos y preocupaciones diferentes; aspectos que con facilidad son vistos como irrelevantes desde un nivel de conciencia distinto.

Estas diferencias se convierten en irritantes cuando se llega al conflicto, un conflicto que a menudo manifiesta el choque entre dos visiones de la realidad.

Educadores, niños y adolescentes se encuentran, por lo general, en diferentes niveles de conciencia. Cuando rechazamos y enjuiciamos el “mundo de los niños”, ellos nos devuelven un rechazo hacia el “mundo adulto”. Crecer entonces resulta mucho menos estimulante para ellos.

Sin embargo, cada nivel de conciencia, cuando es plenamente alcanzando, resulta de la integración y asimilación de los niveles precedentes. El adulto tiene, por tanto, una responsabilidad mayor a la hora de tratar de comprender la perspectiva del educando.

La Educación Mindfulness Transpersonal posibilita que el educador observe su propia irritación y juicios, y trabaje de forma efectiva con ellos. El mapa transpersonal invita a mirar adentro al plantear que, cuando brota el juicio y el enfado, realmente hay algo que aún no ha sido suficientemente integrado, observado y comprendido.

Al educar nos colocamos en una posición privilegiada para poder detectar y sanar las heridas de nuestro niño interior.

Mientras haya aspectos rechazados en nosotros mismos, continuaremos juzgando a quienes nos rodean. Por lo tanto, el llegar al estado de no-juicio que mindfulness señala requiere de un gran trabajo de autoindagación y perdón personal.

En este sentido, proponemos practicar el darnos cuenta de lo que estamos juzgando en el otro. Al mismo tiempo que llevamos la mirada adentro, podemos abrazar internamente aquello que rechazamos fuera.

Entonces sucede que la intensidad emocional del conflicto se reduce, al tiempo que se abre en nosotros una enorme capacidad creativa de resolución. Mientras permanece el conflicto externo, incluso las resoluciones intelectualmente más brillantes acaban perdiendo efectividad, dado que existen fuertes resistencias a su implementación.

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