Ponemos el acento de la labor educativa en la comprensión

 

Desde la Escuela Española de Desarrollo Transpersonal aportamos nuestro propio enfoque en este contexto de búsqueda de nuevos paradigmas educativos: el de la Educación Mindfulness Transpersonal. Este rumbo hace una aportación significativa al señalar hacia la realidad esencial del observador, un ancla interior de identidad que resulta enormemente clarificadora para el desarrollo del niño. Nos lleva a recordar lo que en realidad somos, a la vez que confía en la necesidad de desarrollar un ego maduro, en lugar de anularlo.

Reconocemos que existe una necesidad de saber al menos cuáles pueden ser los principios generales que sustentan esta nueva visión, las nuevas reglas del juego educativo desde este enfoque, que recogemos en una propuesta de decálogo que pretende ser ajena a la idea de “mandamientos”, y más cercana a una serie de sugerentes propuestas de atención que pueden guiar la ineludible indagación personal de cada educador.

1. Educamos por lo que somos, aprendemos por lo que vivimos
2. Mantenemos un profundo estado de presencia
3. No tenemos que aparentar ser perfectos, basta con ser conscientes
4. Practicamos la escucha atenta, el respeto y la actitud amable
5. Sostenemos las emociones en lugar de reaccionar o reprimirlas
6. Reconocemos la individualidad del niño, aceptándolo tal y como es
7.Nos damos cuenta de nuestros juicios y los soltamos
8.Nos entrenamos en la vivencia y aceptación de ‘lo que es’’

9.Ponemos el acento de la labor educativa en la comprensión

Una experiencia educativa bastante frustrante y generalizada es la de vernos obligados a repetir incansablemente ciertos mensajes.

“¿Es que no nos han escuchado?

¿Cómo lo tengo que decir para que se entienda?

¿Me están retando?”

Desde un ego inmaduro, al final acabamos tomándonos como algo personal esta resistencia de los educandos a entender o a aplicar lo que decimos.

Lo cierto es que, ante la falta de otro tipo de recursos y estrategias educativas, acabamos enganchados a una mera repetición que, además de saber que no es efectiva, acaba desgastándonos y poniendo en duda nuestra capacidad educativa.

Si hemos elegido bien las palabras, adaptadas al nivel de desarrollo evolutivo del niño, y hemos asimismo buscado un espacio tranquilo, en el que el mensaje pueda ser convenientemente recibido, entonces el problema no es de entendimiento (intelectual), sino de comprensión.

Al comprender vinculamos una información o conocimiento con nuestra vida, dándole un significado personal. Este significado implica tanto a nuestras a emociones como a nuestro cuerpo.

¿Cuántas sustancias introducimos en nuestro cuerpo, sabiendo que éstas pueden ser nocivas? Todos sabemos lo que significa poseer un conocimiento que no aplicamos en nuestra vida; todos mantenemos, asimismo, ciertos hábitos, a pesar de la incoherencia que podamos sentir por ello.

Mindfulness nos lleva a comprender de forma viva la interconexión entre elementos que aparecen separados en nuestra experiencia. Como educadores, nos convertimos en facilitadores de vivencias o experiencias, permitiendo que se expresen nuestros sentimientos y sensaciones a través de éstas.

Cómo facilitar que esa conexión sea significativa y dé lugar a una comprensión es parte del arte de educar.

Lo que sí podemos hacer es ayudar a indagar tras la experiencia a través de preguntas tales como:

¿Qué has descubierto?

¿Cómo te has sentido?

El camino de la Educación Mindfulness ha llegado en los últimos años a confluir en una gran avenida que está extendiendo en escuelas y hogares la cultura de la quietud, la observación, el silencio y la compasión.

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